
Filosófica, desasogante a veces, exuberante y felliniana a más no poder, 'ocho y medio' es una película imprescindible.
Se podría hacer una coda a esta película con otras que tratan la mirada de un creador y su inspiración como 'Balas sobre Broadway' de Woody Allen, con otro tono totalmente distinto, 'La noche americana' de Truffaut con una historia ya entre manos...se aceptan sugerencias.
A nadie se le escapa que 'Ocho y medio' llega a la cinematema por su pseudoactualidad por 'Nine', la película de Rob Marshall que está nominada a los oscar de este año. Y lo cierto es que precismaente esas dos películas me han despertado una reflexión que quiere culminar esta sesión cinéfila especial.
La reflexión recorre el tema de la 'necesidad' creativa y comercial de realizar una película como 'Nine'. Y me explico:
En 1963 Fellini realizó 'Ocho y medio' con un gran éxito de crítica y público. Debido a la fuerza de la historia y del personaje de Guido, Broadway decide hacer una adaptación teatral que se convierte en el musical de éxito 'Nine'. Hasta aquí nada que objetar. Lo que fue un éxito se adapta a otro lenguaje narrativo y se convierte en teatro musical.
Pero aquí viene la incongruencia: ¿Qué objetivo creativo puede tener hacer el camino inverso?. Es decir, qué de nuevo puede aportar una adaptación al cine de un musical que a su vez adapta al teatro una gran película.
Sé que es de ingenuos pensar en objetivos creativos dentro de la maquinaria de Hollywood pero me parece ridículo volver a andar un camino que se recorrió hace casi cincuenta años con una modernidad que ahora sería, desgraciadamente, imposible.
En fin, que ahí queda mi reflexión ingenua no sin animar a todos aquellos que no hayan visto 'Ocho y medio' que la compren, la alquilen o la roben y la disfruten. Un abrazo creativo. Jöel.
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