martes, 20 de marzo de 2012

VIAJAR SOLO, SÓLO VIAJAR


El sentido de esta bitácora es mirar. Mirar dos veces. Mirar de otra manera. De muchas maneras. Ni mejor ni peor. Mirar con diéresis. Y precisamente creo que viajar solo es viajar con diéresis. Es viajar dos veces. Son las pisadas y la pausa. Es la duda y la admiración. Es la caminata y el descanso. Es el diario y las preguntas al peatón. Es mirar y mirarse. Es el viaje y el viajero. Estoy preparando el cuarto viaje que voy a hacer solo. Lo que empezó por una obligación, ahora es ya una necesidad. Me gusta el ritmo, anárquico pero continuo, de un viaje con uno mismo. Hay momentos en los que tú compañía es la única soportable, porque eres insoportable para el resto. Y hay momentos en los que el lugar viajado no se puede compartir. Y hay momentos en los que es necesario que el viajero no escuche nada más que su aliento al caminar. Para todos esos momentos el viaje hay que hacerlo solo. A la vuelta os cuento.

2 comentarios:

Izaskun Garagorri dijo...

Estoy completamente de acuerdo, pero hay personas que inexplicablemente se amoldan como piezas de puzzle y entonces el viaje en solitario se enriquece doblemente.

Literatura Viva dijo...

Lo que son las cosas, uno busca constantemente la compañía de otros, pero es entonces cuando se da cuenta de que ciertas cosas te completan cuando las haces solo. Los viajes son una de ellas. Te descubres, te conoces, aprendes de ti mismo. Alex