Y lo bueno es que se atrevió con todo. Desde el París más bajo y oscuro, al que supo sacar todo el jugo posible sin ser escabroso, hasta fotografías realizadas a dibujos instintivos realizados sobre las paredes escondidas de su ciudad adoptiva. En uno de esos casos, Brassaï tuvo la genial idea de conservar una foto de 1935 y volver a ese lugar die años después.
El resultado es un asombroso retrato del paso del tiempo sin más intervención que mirar a su alrededor más de una vez. Sólo con ese gesto Brassaï ya da cuenta de su extraordinaria visión artística. Para abrir un poco más l espectro de su capacidad, prefiero dejar sitio a algunsa de sus fotografías y guardar silencio. Si alguien tiene interés puede consultar este blog . Hay libros editados aquí y aquí.
El resultado es un asombroso retrato del paso del tiempo sin más intervención que mirar a su alrededor más de una vez. Sólo con ese gesto Brassaï ya da cuenta de su extraordinaria visión artística. Para abrir un poco más l espectro de su capacidad, prefiero dejar sitio a algunsa de sus fotografías y guardar silencio. Si alguien tiene interés puede consultar este blog . Hay libros editados aquí y aquí.
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